Los marcianos son para muchos humanos un sueño que se remonta a las civilizaciones más antiguas, como cuenta en este artículo Helen Briggs de la BBC.

Visión futurística del hombre en Marte (NASA)

La idea de colonizar Marte le debe mucho a la ciencia ficción.

"Señoras y señores, tengo que hacerles un anuncio muy serio. Pese a lo increíble que puede parecer, los extraños seres que aterrizaron esta noche en Nueva Jersey son la vanguardia de un ejército invasor de Marte".

Estas son frases, transmitidas por un locutor radial el día de Halloween en 1938, sembraron pánico entre la población estadounidense que las escuchó.

La información voló y hay decenas de informes de hablan de gente escondida en bodegas, aferradas a armas o huyendo de sus hogares.

La transmisión, claro, no era cierta, sino una adaptación con estilo noticioso de la novela de HG Wells "La guerra de los mundos".

El libro, un clásico de la ciencia ficción, cuenta la historia de una raza de marcianos altamente desarrollada, pero condenada a desaparecer, que aterriza en el sur de Inglaterra para tratar de conquistar la Tierra.

Gota de sangre

Ese día de 1938 no hubo, por supuesto, monstruos con forma de serpiente emergiendo de ninguna nave espacial.

A los hombres de la Antigüedad les llamaba la atención este rojo punto que era un poco diferente del resto de los objetos del cielo
Charles Cockell

Pero el incidente se filtró en un rincón de la psiquis humana largamente fascinado por la idea de hombrecillos verdes provenientes desde Marte.

Charles Cockell, biólogo especializado en Marte, dice que esta pasión nació mucho antes que los telescopios.

"Esta fascinación ha existido por siglos", indicó. "A los hombres de la Antigüedad les llamaba la atención este rojo punto que era un poco diferente del resto de los objetos del cielo".

En Asiria, Marte era conocido como el "derramador de sangre", mientras que para los vikingos, griegos y romanos era el dios de la guerra.

Hoy sabemos que este planeta debe su color a los materiales óxidos de su superficie rocosa. Pero en realidad, resulta fácil imaginarse por qué las antiguas civilizaciones lo veían como una gota de sangre.

Anhelo esencial

A comienzos de los años 60, cuando llegó a Marte la primera nave de la historia, muchos humanos casi anhelaban que se hallara alguna forma de vida.

Imagen de Marte

Las primeras imágenes de Marte causaron decepción entre quienes anhelaban que se hallara vida.

Por eso, cuando las primeras imágenes mostraron el paisaje árido y hostil, en el que no cabía ni siquiera una hebra vegetal, la decepción fue enorme.

Desde entonces, ha sido visitado más que ningún otro planeta del sistema solar, vislumbrando la tentadora idea de un mundo en el que alguna vez hubo agua, océanos y vida.

Sin embargo, las probabilidades tienden hacia la afirmación de que si alguna vez hubo en Marte alguna clase de vida primitiva, sólo quedan de ella fósiles para ser descubiertos por sondas espaciales y futuros astronautas.

Pero, como afirma Bo Maxwell, de la Sociedad Británica de Marte, estos hechos no desalientan la exploración.

"Es algo esencial a la naturaleza humana: ¿estamos solos? ¿es esto todo?", señala.

Muchos escritores han soñado con el momento en que Marte se convierta en nuestro futuro: un lugar con agua y sol que nos permita dejar atrás la Tierra.

Mark Adler, de la NASA, cree que también otra posibilidad. Bastante osada.

"La Tierra y Marte intercambiaron material en los días de la formación de la primera", explica.

"¿Es Marte parte de nuestro pasado?, se pregunta. "Quizás nosotros somos los marcianos".